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Mostrando entradas de abril, 2020

El futuro del Mundo Rural a través de Tierra de Mujeres de María Sánchez

“ Nadie por sí solo tiene la solución para nada Nos necesitamos los unos a los otros para cuestionarnos, para nuestros modelos de consumo, nuestras formas de mirar, para querer conservar y no abandonar, para arrimar el hombro y no dar la espalda. Entre todos tenemos que tender la mano. Es nuestra tarea hacer posible un futuro sostenible y verde en nuestros pueblos. Es en los márgenes donde se encuentra el cambio, donde hay un mañana, donde otra forma de vida es posible... Una tierra donde sentirnos hermanos, donde reconocernos y buscar alternativas y soluciones. Solo entonces pondremos rascar más profundo y hablar de despoblación, agroecología, territorio… Porque sucede, a través de la palabra, que siento que mi amor y mi vínculo con el medio rural llega más lejos. Cuando dejo atrás lo aprendido en los libros. Sucede y se hace real, cuando dejo que hable mi experiencia. Cuando dejo que mi escritura y mi día a día nazca de lo que he vivido. De lo que forma parte de mí”. Según

Paseo por Nueva York con María Dueñas

Dice mi amigo Salus que un libro es excelente cuando provoca horas de reflexión, debate o la necesidad de escribir sobre él. Yo no puedo estar más de acuerdo, aunque añadiría que un libro también es excelente cuando te hace viajar a un lugar o conocer otra obra literaria, musical o pictórica… En estos días en que tanto se habla de la huella ecológica de coger un avión y la sostenibilidad en los viajes, es necesario reivindicar al libro como el medio de transporte más barato y ecológico que existe. Leer y viajar son dos aficiones que tienen en común multitud de cosas; el ver el mundo con otros ojos, replantearte prejuicios (no voy a repetir las palabras de Pio Baroja que están muy manidas, pero quizás el conflicto catalán se solucionase extendiendo la costumbre de Sant Jordi en el resto de España y bajando el precio del puente aéreo para los catalanes) y aprender que hay muchos mundos ahí fuera, cercanos y lejanos, y sobre todo el poder de evocar. Una de las cosas que más me han fasci

Recomendaciones literarias para la cuarentena

Parece que nos quedan unas cuantas semanas más de reclusión. Aunque esto no sea un juego de nominaciones, por si a alguien le es de utilidad, os doy mis recomendaciones literarias para lo que nos queda de cuarentena. Para que no me salga una detestable “lista de los cien mejores…” he decidido centrarme en cosas que haya leído en 2020. No necesito que me encierren en mi casa para perderme en las páginas de un libro, pero la cuarentena es una excusa perfecta para no sentirme culpable por no hacer otra cosa que no sea leer. No tengo remordimientos por no salir a correr y no me pregunto qué me estaré perdiendo en la calle porque los bares están cerrados y mis amigos encerrados. En los 20 días que llevamos, he tenido mi primer acercamiento novelesco a Almudena Grandes , aunque no es una escritora desconocida para mí, ya que hace años que no me pierdo su artículo semanal del país. He empezado sus episodios de una guerra interminable (primer homenaje a Galdós) con los pacientes del Do

Conversaciones sobre El Ruido del Tiempo de Julian Barnes con el loro de Flaubert

Escribe Julian Barnes: “El Loro de Flaubert se llamaba Loulou. Tenía el cuerpo verde, la punta de las alas rosa, la frente azul, y la garganta dorada” . Soy incapaz de visualizar el color que tenía el plumaje del loro que el Tato solía tener en el patio de su bar, pero uno de los recuerdos más vívidos de mi infancia trata de las profundas conversaciones que solía tener con el animal mientras mi padre apuraba el cubata. Por el gran bagaje cultural del loro, sospecho que se trataba de un descendiente del mismísimo loro de Flaubert, el que Julian Barnes retrata en la novela homónima y que aparece en un coeur simple de Flaubert . O quizás fuera el loro de Doña Flora, cuya jaula tenía que limpiar Gabrielillo en Trafalgar, el primer episodio nacional de Pérez Galdós y probablemente el único Loro de la literatura no citado por Geoffrey Braithwaite, el narrado ficticio de Barnes. Aunque, conociendo al tato, tendría más sentido que fuera la reencarnación de Charlie Parker, el pájaro del Jaz